Algunos hombres... y otras mujeres, de Isabel Núñez (Menoscuarto, 2009)

ALGUNOS TRENES, OTRAS ESTACIONES

La escritora Isabel Núñez, crítica literaria y traductora ―entre otros, de Richard Ford―, cita uno de los largos poemas de Cuatro cuartetos para dar pie a su cuento "Caballos": La única sabiduría que podemos esperar adquirir / es la sabiduría de la humildad: / la humildad es interminable1. Como su autor, T. S. Eliot ―poeta, dramaturgo y crítico―, la narradora catalana combina en su quehacer literario varias facetas y, sobre todas ellas, la de lectora voraz. Quizá por ese motivo demuestra contemplar desde distintos flancos su actividad creativa, ya que no se permite desmanes, ni licencias, ni exhibiciones gratuitas, haciendo uso en sus relatos de una prosa cercana y directa. No tendrían mucho sentido los malabares cuando lo que cuentan las historias de Algunos hombres... y otras mujeres queda a un paso de la gente corriente y, con naturalidad, se hace reconocible en la vida de cualquier viajero que haya pisado andenes a deshora y perdido unos cuantos trenes, pero que haya gozado también, alguna vez y en un vagón inesperado, del arte del encuentro.

En los cuentos de Isabel Núñez la realidad tiene billete de ida y vuelta a la ficción. Algunos relatos se permiten lo simbólico o la peripecia mundana como espejo ante el absurdo, pero también el viaje literal como crónica del itinerario emocional entre estaciones, edades y personas. A ratos la educación sentimental de la autora se apodera de la narración para, literariamente, como en un dietario desvelado, mentir y decir verdades con la sencillez de una niña. Una niña a la que leemos crecer deprisa, a veces repelente y egoísta pero siempre más despierta y compleja que algunos hombres, siempre ella misma como promesa incumplida de otras mujeres y al mismo tiempo libre, libérrima, ligera de equipaje. Hay una suerte de renuncia confesional ―con el poso de una ironía epicúrea, mediterránea, tocada por la tramontana― en este libro, una voluntad lúcida en la forma y un tanto desencantada en el fondo, de decir que cualquier tiempo pasado ―la Transición en una Barcelona entonces efervescente pero hoy desbravada― no fue necesariamente mejor, pero sí contuvo la posibilidad de un mañana más digno y humano. Un mañana que ya es presente y que se ha convertido, sin embargo, en esta utopía desbaratada desde la que sólo cabe la escritura humilde y sin fuegos artificiales.

Nota:

1. En inglés original en el libro de Menoscuarto. Traducción de Miguel García-Posada.


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Inicio con esta reseña una serie de breves críticas y reseñas (salvo excepciones, siempre entre doscientas y cuatrocientas palabras) en la que tendrán cabida en mi página varias lecturas que se han ido acumulando en los últimos meses y que no he podido acomodar en los medios con los que colaboro o que, simplemente, prefiero publicar en este espacio.